jueves, 23 de noviembre de 2023

OCASIONES VILA

Esta vez quiero recuperar un comercio, Ocasiones Vila, y la calle que lo acogió se me resiste. De ella me vienen ahora pinceladas, como las sesiones de cine, recomendadas por José María Añaños, en la casa de los hermanos Argensola, o la tienda Caprichos, en la que mi madre iba a comprar helados para obsequiar a los que venían a casa el día del Carmen.

Se trata de la calle Mayor (hoy, Argensola), que a partir de mis catorce años fue "la calle de la frutería Celma" porque esa era la tienda de mis amigas. Recuerdo las manos de Clara eligiendo con mimo cada pieza de fruta, mientras yo esperaba para poder charlar con ella, y cómo no, el empuje de su madre, Josefina, una mujer vital y ocurrente (y así continúa pasados los 90), alma de un negocio que requería el esfuerzo, en distintos frentes, de la familia al completo. En su casa de la calle Martínez Vargas me sentía como en la mía y cualquier hora era buena para pasar ratos, no sólo de estudio. Me llegan mañanas luminosas, Manhattan Transfer en el tocadiscos, y risas, muchas risas.

viernes, 13 de octubre de 2023

ANSELMO Y EL ALMA DE LA CATEDRAL DE LEÓN

Pico Fortún 
Comarca de la Tercia (León)

La mañana apareció luminosa aquel día de primeros de mayo de 1983, en la pequeña comarca de la Tercia. Este bello territorio está situado en la montaña central de la provincia de León y a través del Puerto de Pajares se deja atrás la meseta y se accede a Asturias. En su cielo, de intenso azul, se recortaban las crestas y picos montañosos que, como centinelas, la rodean. Las lluvias de abril acentuaban los diferentes matices verdes que invaden el valle, ofreciendo, a quien lo observa, una poesía visual.

 

En la plaza del Ayuntamiento (hoy plaza de la Constitución) de Villamanín, población que aglutina los ayuntamientos de los pueblos que conforman la Tercia, más de una veintena de niños y niñas del colegio público de Santa María de Arbas, de edades comprendidas entre los 12 y 14 años, esperaban la orden de subir al autobús para iniciar una excursión cultural a la ciudad de León, cuyo objetivo principal era la visita a la Catedral. La mayoría de los niños no habían salido de la zona, de manera que el propio viaje les parecía una aventura y una desbordante emoción lo ponía de manifiesto.

 

Uno de esos niños era Anselmo. Vivía en un pueblecito próximo a Villamanín, que en años pasados gozó de escuela. Aún hay quien recuerda con cariño a Doña Consuelo Buil (de Barbastro), su entrañable maestra durante bastantes años.

 

Fue de su abuelo materno de quien heredó, además del nombre, el interés por la historia, el arte y la cultura en general. Al abuelo Anselmo le tocó hacer la guerra civil en el frente de Teruel y quizá lo que vivió y vio despertó en él el deseo de saber el “porqué de las cosas”. Un autodidacta, pues apenas fue a la escuela, y siempre con un libro entre sus manos.

 

Se encontraban los dos en la plaza, abuelo y nieto y, junto a ellos, Paquín, su amigo inseparable y de carácter opuesto. Anselmo, fantasioso e imaginativo, Paquín tranquilo y con una madurez por encima de su edad. El abuelo les daba las últimas recomendaciones: cuidado Anselmo, no te despistes que eres mucho de “volar solo”. Por favor, Paquín, contrólalo.

 

El autobús partió camino de León. Uno de los maestros les adelantó el programa previsto: visita rápida a algunos de los monumentos más conocidos de la ciudad y, a primera hora de la tarde, la visita a la Catedral, que era el objetivo principal. Se hará caminando para que conozcáis también la ciudad, así que os pido la máxima atención.

 

Comenzaron viendo San Marcos y después fue el turno de San Isidoro. Breves las visitas y concisas las explicaciones. Algo de historia, época de construcción y estilo de la obra. No querían saturar a los niños con mucha información. Comieron en el Parque del Cid. Al terminar, pasaron a ver el precioso edificio construido por Gaudí (conocido como Casa Botines).

 

Ascendiendo por la calle Ancha, llegaron a la plaza de Regla (también llamada plaza de la Catedral). Era el momento esperado por Anselmo. Su abuelo y él, desde que estuvo programada la excursión, habían hablado mucho de ella. Estaba ante la “Pulcrha Leonina” (la bella de León). Su mirada encantada, delataba admiración.

 

Uno de los maestros se puso de espaldas al templo, reunió a los niños delante de él, y les dijo: Como veis, estamos ante la fachada principal de la Catedral de León dedicada a la Virgen de Regla. Su construcción se realizó a lo largo del siglo XIII. Es la catedral más afrancesada de España por su parecido con las de Chartres y Reims (ciudades francesas). Se trata de uno de los edificios monumentales góticos más importantes que existen. Destaca, entre otras cosas, por tener, quizá, la mejor colección de vidrieras medievales que existen en el mundo.

 

Anselmo estaba absorto mirando todo lo que le ofrecía aquella maravillosa fachada, en especial, el fantástico rosetón del que se dice que es el corazón de la ciudad y las puertas de entrada, en las que distinguió el cilindro llamado “locus apelationis”, donde se juzgaba a los reos.

 

Una vez dentro del templo, los envolvió una atmósfera de luz y color inigualable. Los chicos, sobrecogidos por aquel clima, se apiñaron alrededor de los maestros. Anselmo no podía bajar la mirada de las vidrieras que, tamizando la luz del día, convertían a ésta en una preciosa luz gótica con una infinita gama de colores.


Vidrieras del ábside (Catedral de León)

lunes, 4 de septiembre de 2023

BOLTURINA (HUESCA)

Érase una vez un pueblo que trasladó sus fiestas patronales al día 20 de agosto porque el 15, día de la Virgen, era mucho más difícil contratar una orquesta que cinco días más tarde. Ese mismo pueblo aceptó de buen grado la expropiación del territorio ante la evidencia de que los jóvenes habían emigrado y los mayores, cada vez menos, podrían seguir sus pasos con holgura gracias a la compensación económica del acuerdo con el Opus Dei.  Este pragmático pueblo se quedó sin un solo habitante y poco después sin casas en pie. Sólo los restos de una iglesia y el camposanto nos hablan de antiguos moradores, después de más de 50 años.


Restos de la iglesia de Santa Ana (Bolturina)


Ayer, mientras Barbastro anticipaba el inicio de sus fiestas y las calles se llenaban de gente y de ruido mi destino fue Bolturina, donde los pájaros y los árboles ponían melodía a un paraje abandonado y cubierto por una vegetación exuberante.




Casa Ubis, Juanico, Salamero, Llanos, Costa, Mora, El Royo, Sesa, Layo, Miranda, Fuster, Franco, Ignacio, Lloren, Sánchez, Pablé, Sierra, Barrí; ni rastro de alguna casa, ni de la plaza del pueblo, ni de la escuela, tampoco queda fuente ni cruz, a lo sumo alguna teja y azulejos que hacen deducir que, entre la espesura, hubo viviendas.

Frente a la Puebla de Castro y Secastilla, muy cerca de Ubiergo, se localizaba este pequeño pueblo,  que llegó a contar con vivienda para la maestra, tienda de comestibles y hasta ayuntamiento (antes de depender del de Secastilla).  Rodeado de tierras fértiles en olivas, almendras, nueces, trigo, ordio (cebada), huertos y viñas, sus gentes vivían por y para el campo.

El conocimiento de Bolturina, pueblo deshabitado de la comarca de Ribagorza,  me llegó de la mano de una descendiente de Casa Antón, que a los 12 años vendría a Barbastro para aprender contabilidad en la calle Monzón, con Dña. María Llorens, madre de D. Pepe Broto. Después el destino la llevó al mundo de la costura, actividad que realizaría hasta su jubilación, desde su piso del Paseo del Coso.

Ayer tarde, desde su nueva vivienda, que ya no mira a la Catedral, sino a la Iglesia de San Francisco, Nati volvió a la niñez y recibió con inocente ilusión el puñado de higos y moras que le llevábamos de su pueblo.

Me consta que hay una asociación de Amigos de Bolturina y hasta la pandemia solían reunirse una vez al año para planificar actividades enfocadas a mantener viva la memoria de este pueblo. Sin duda el camino diáfano que permite acceder al cementerio es obra de algún descendiente de aquella tierra que necesita abrirse paso entre la maleza para reencontrarse con el pasado, aunque sólo sea para sentarse frente a la iglesia de Santa Ana y recordar el tañido de las campanas.


Los gozos de la Virgen -versión anterior a la fundación del Opus Dei-
(La antigua ermita de la Virgen de Torreciudad pertenecía a Bolturina)

lunes, 10 de julio de 2023

A LAS AUSENCIAS DE JOAQUÍN COLL Y PEDRO OLIETE

Hace ya cuatro años de la ausencia de Joaquín y unos cuantos más de la de su amigo del alma, Pedro Oliete (junio del 2006). Los dos me honraron con su amistad.

En mis solitarios paseos matutinos por las zonas verdes que jalonan el río Bernesga en León, se genera un ambiente que me invita a la reflexión. Según el estado en el que se encuentra mí espíritu, alegre, triste, melancólico, nostálgico …, así es la deriva de mis pensamientos.

Y es ahí cuando la brisa fresca, que el río arrastra desde los puertos, sacude mi memoria y evoco aquella época de juventud que recorrimos juntos, en Barcelona. Generosa en recuerdos y anécdotas joviales y, también, de compañerismo y de nobleza en momentos complicados. Celebro todo ese tiempo que compartí con ellos y que para mí fue un regalo.

Hoy no voy a ponderar sus valores, lo he hecho ya en muchas ocasiones y lo saben muy bien quienes los conocieron, únicamente me remito al título de mi primer relato en su recuerdo: “Como ibones del Pirineo”, así eran, claros y transparentes; dedicados a los estudios y a brindar su ayuda a quien se la solicitara.

En esta fecha (10 de Julio), en la que Joaquín emprendió el viaje de no regreso, acostumbro a recordar a ambos amigos de forma explícita en este blog porque por encima de la ausencia se mantienen vivos en la memoria de quien los quiso. 

Durante el tiempo que recorrimos la vida juntos, no recuerdo que hubiera ningún desencuentro entre ellos, ni siquiera algún enfado ocasional. Su carácter “no se lo permitía”, pero buscando entre los poemas de Joaquín, con más de uno dedicado a su amigo Pedro, he encontrado éste que, salvo error, ve la luz por primera vez.


CARTA AMOROSA

Amigo:

Hace 500 siglos que no hablamos

y retomamos juntos los caminos

en busca de la sabiduría.

 

Amigo:

Nuestras bocas son loros endemoniados

y nuestro corazón amurallado

por el seco lodo de la miseria.

No vivimos casi nada.

¡Me quejo!

Porque quiero quererte y que me quieras

 

Es cierto: nos queremos

pero esa lámina de vidrio

que nos separa

nos hace convertir en pantomima.

 

Espero que tú esperas

que la rompa

y yo

lo mismo espero.  

Joaquín Coll Clavero


Seguiré contando con ellos, siempre han sido amigos fieles, pues en este invierno en el que ya me encuentro, necesito su recuerdo para sentirme joven. Y me esforzaré en seguir caminando, a pesar de que los años y la isquemia me obligan a hacerlo cada vez más despacio y porque sé que cuanto más lento camina uno, más deprisa pasa la vida.   

Alfonso Ordín Náger


A la orilla del río Bernesga
Lateral del Paseo de Salamanca (León)


viernes, 2 de junio de 2023

PLAZA DE SAN ISIDORO (LEÓN)

La plaza tomó el nombre de la Basílica de San Isidoro que se encuentra en ella conformando uno de los conjuntos románicos más importantes de Europa. Su nacimiento data del siglo X y, desde hace ya muchos años, se ha convertido en un referente turístico y cultural para la ciudad de León. 

 

Aunque la “entrada” al blog tiene como objeto acercaros a esta plaza con alma, que se extiende a los pies de la Basílica, me gusta citar 3 o 4 detalles que considero importantes de la misma.


Plaza de San Isidoro (León)

domingo, 23 de abril de 2023

CALLE CASARRUBUELOS (MADRID)

Este es el nombre de una calle porticada, escondida entre Vallehermoso y Escosura, por la que llevo años dejando volar la imaginación con la esperanza de que una peli, o una serie, quién sabe, nos cuente las historias que esconden antiguos almacenes y viviendas deshabitadas, salvándola del peligro de los piquetes. 


Calle Casarrubuelos (Madrid)
Primera fase de la demolición (2022)

sábado, 4 de marzo de 2023

CÓMO SE MAQUILLA UN SOLAR EN BARBASTRO

Calle Joaquín Costa, esquina con calle Conde

El último día de febrero, sobre las 8 de la mañana, entró en el solar una pala excavadora y lo que parecía una operación encaminada a limpiar la zona se convirtió en un paripé.

El palista arrancaba la vegetación y la empujaba hasta un gran socavón que presenta la parcela, arrastrando hasta allí toda la inmundicia que encontraba a su paso.

La orden dictada por el Ayuntamiento de Barbastro contra la propiedad hace 15 días, decía:  … "proceda a la limpieza de toda vegetación espontánea y de maleza en el interior del solar, así como retirada de los residuos presentes en el mismo”.

Hasta aquí podría pensarse que fue el Ayuntamiento, tras 2 años sin ordenar la limpieza del solar, el que motu proprio dictó la orden mediante decreto 2023-0236 el 7 de febrero. Nada más lejos de la realidad.



jueves, 2 de febrero de 2023

CALLE JOAQUÍN COSTA Y ALEDAÑAS (BARBASTRO) (2/2)

El niño y las calles


”… te voy a explicar a qué obedecen los nombres de la calle de nuestra niñez y el de todas las que encontremos desde el Rioancho (calle General Ricardos) hasta llegar a La Tallada, la plaza de nuestra casa”. Así le dijo el señor al niño que fue.

Joaquín Costa, Santo Domingo, Cascajo y Esparza quedaron recogidas en la entrada del mes de diciembre.





Calle Conde – Calle de los Misioneros (*)

El recorrido continúa por la calle Conde. Esta vía se creó a finales del siglo XIX, como consecuencia de la construcción del convento e iglesia de los Misioneros del Corazón de María, fechada en 1888.

Según aparece en algún documento, los claretianos se instalaron en una casa cedida por un particular desconocido, aunque otros recogen que fue el conde de Güaqui, esposo de la V marquesa de Artasona, quien donó la casa y de ahí el nombre de la calle, “Conde” o “del Conde”, pero siempre conocida como calle de los Misioneros.

No recordamos muchos negocios asentados en ella desde mitad del pasado siglo. Esquina con la calle Monzón estuvo la Caja de Ahorros, también Telefónica y más recientemente la Academia Cumbre. Se derribó la casa del Doctor Brusáu y quedó un solar enlatado, que desde hace muchos años es un vertedero, sin que se haga nada al respecto, a pesar de las denuncias de los vecinos. La carbonería del Sr. Guillén; el horno de la Sra. Filo, en el que obraba sus deliciosos dulces, que luego vendía en el local de la calle Monzón; la panadería de Justo … Al al final de la calle, donde hoy se encuentra la Delegación del Gobierno de Aragón, estaban las cuadras del palacio de los marqueses de Artasona, situadas en la parte trasera del mismo (ver detalle final de la torre del Marqués en la fotografía que ilustra la calle Saso y Saurina) 


Calle Lacorte – Violante Lacort (o Lacorte) (*)

Violante Lacorte (así se llamaba, desde el siglo XVII, la calle que ahora transitamos) fue la esposa de Lasierra, barón de Letosa, vecino ilustre de la calle Monzón. Esta señora, de buenas costumbres, nació en el siglo XVI, quizá en el Bearn, una región del Pirineo francés. Con el paso del tiempo la vía pasó a llamarse calle La Corte.

No puedo recordar ningún negocio instalado allí, más allá de los que ocuparon, en distintos momentos, los situados en la esquina con la calle Monzón. 

 

Calle de Saso y Saurina (*)

En los siglos XV y XVI algunas familias de notarios tenían sus vivienda y despachos en el camino de Monzón o en calles aledañas, muy cerca de esta vía principal (calle Joaquín Costa).

La saga de los Saso, una de las más prestigiosas, estaba ubicada en la calle Saso y Saurina. Por otra parte, Miguel Saurina fue un destacado maestro de obras durante la primera mitad del siglo XVI que participó en proyectos tan importantes como las torres de la casa Consistorial (1536) o la Catedral de Barbastro (1542).

Creo que el nombre de la calle Saso y Saurina se puede deber a que estos personajes tuvieran ubicadas sus viviendas en ella, o bien podría ser consecuencia de la unión de ambas familias. Las dos hipótesis están pendientes de constatar, pero no cejaremos en el empeño de lograrlo.

Algunos de los vecinos de esta calle han reformado sus casas y con ello muestran su arraigo al lugar. Otros se fueron y la calle está jalonada por solares y casas “espaldadas”. Hacia la mitad del recorrido se abrió un espacio  (para “esponjar” el barrio, dijeron los políticos) que comparte con la calle de los Misioneros y que constituye la plaza de la Primicia. Tanto el estado de la plaza como el abandono del aparcamiento subterráneo bajo su piel son ejemplos de la desidia municipal, que repercute muy negativamente en la higiene y seguridad del entorno.


Plaza de la Primicia, desde la calle Saso y Saurina
En primer plano, entrada al parking (inactivo)


Calle Ramón Palacios – Callizo del Saco (*)

Era una calle sin salida, de ahí el nombre popular de “callizo del saco”. En alguna remodelación de la zona, quizá a finales del siglo XIX, abrieron un paso estrecho, peatonal, hasta la plaza de La Tallada.

La familia Palacios, aun sin pertenecer a la nobleza, fue muy influyente ya en el Barbastro del siglo XVI. Un Ramón Palacio (ciudadano-labrador) ocupó cargos de jurado y procurador. Creo que el nombre de la calle se debe a este personaje. Las casas construidas al final de la calle, por el lado izquierdo, formaban parte de la muralla o muro que subía por La Tallada. Las entradas a las viviendas eran por el propio callizo, pero algunas de éstas mantenían una puerta por la que se salía extramuros. Ramón Palacios tendría allí su casa pues en un documento de la época se dice “se le da permiso a Ramón Palacios para abrir la puerta falsa, en tanto sea tiempo de las eras”.

En los años 50 del pasado siglo la mayoría de las familias que habitaban la calle eran agricultores, con sus fincas, eras y pajares por los alrededores del Terrero. Entonces era una calle bulliciosa, tanto el ajetreo de las caballerías de labor, algún carro, así como los niños que jugaban en la calle, la llenaban de vida.

En un momento dado, el señor le comentó al niño: “… conocías todas las casas de esta calle, pero te voy a nombrar sólo una porque te encantaba el nombre, el más bonito de todos para ti, la que se conocía como Petra Flor”.


Calle Pablo Sahún – Calle de las Monjas (*)

La denominación “calle de las Monjas” está tan arraigada que no muchos barbastrenses saben que el nombre oficial es calle Pablo Sahún, y menos todavía conocen quién fue esa persona, nacida en Zaragoza a finales del siglo XVIII.

A Pablo Sahún Palacín le tocó vivir la guerra de la Independencia, en la que participó y destacó como miembro del Cuerpo de Voluntarios de Aragón. Fue apresado y conducido a Francia. Tras ser liberado en 1815 se trasladó a Barbastro, al lado de su tío D. Luis Joaquín.

Pablo Sahún fue alcalde de la ciudad y llevó a cabo muchas obras sociales utilizando la importante herencia que recibió de su tío. A reseñar la casa Amparo, llamada entonces Casa de la Misericordia, que compró y dotó de abundantes rentas y el Hospital de San Julián y Santa Lucía. Asimismo destinó mucho capital a atajar el terrible cólera que asoló Barbastro en 1855. Fue nombrado Diputado por Barbastro en Huesca. Su fallecimiento ocurrió en mayo de 1857 y sus restos fueron enterrados en la iglesia de San Bartolomé, donde permanecieron hasta la destrucción de la misma durante la Guerra Civil.

Esta calle fue llamada con anterioridad calle de Santa Lucía, por la ermita dedicada a la santa situada en la esquina con la calle Joaquín Costa, junto al hospital para pobres que desde el siglo XII, y con el mismo nombre, ocupaba el solar que después albergó el convento de las monjas Clarisas, allá por el año 1560. A partir de entonces el pueblo va acomodando el nombre de la calle y empezará a conocerse como calle de las Monjas, hasta el día de hoy.

Iban recorriendo la calle y el señor musitó al niño “esta calle también te trae recuerdos …” después de la calle Monzón era la más comercial del barrio y añadió “poca gracia te hacía cuando tu madre te ponía un pozal en la mano y te mandaba a comprar carbón vegetal a casa del Sr. Silvestre”.


Plaza de La Tallada (*)

Por fin llegaron a la plaza de La Tallada, la raíz de sus vidas; y se sentaron en un banco. El panorama que contemplan ahora nada tiene que ver con el de su infancia, aunque algún vestigio de aquellos años queda.

“¿Sabes?”, comenzó a decir el señor en ese registro tan particular que mantenía con el niño, e inició otra de las muchas explicaciones que iba dejando en cada calle … hay una palabra árabe de cierta parte de Marruecos que se escribe “Talja” y se pronuncia algo así como “tallad”. Su significado en castellano es subida o acción de subir; y teniendo en cuenta que en la parte más alta de la avenida de la Merced, al parecer, había un arrabal árabe al que llamaban la morería alta, creo que es coherente considerar que el sustantivo Tallada tiene un origen árabe.

Luego el señor se mantuvo callado unos segundos, como meditando … para luego decir “muy diferente a la de aquel tiempo, sí …, quizá sea la plaza más añorada, pero su aspecto ha mejorado mucho y eso me alegra. La vida vuela rápida y para bien o para mal casi todo cambia. Además la geografía, como dicen ahora, de nuestra niñez está perfectamente custodiada en nuestro interior, al amparo de la imaginación. O no sientes algo especial, como una energía singular muy nuestra, al estar aquí, a pesar de todo. Ya te dije el otro día que los sentimientos jamás caducan.

Querido compañero de vida, he compartido mi interés y conocimientos por la calle Monzón y sus aledañas y eso me congratula. Sé que no te he reseñado el nombre que tuvieron algunas de estas calles en épocas convulsas y ha sido así porque fueron nomenclaturas efímeras. Seguiremos investigando para despejar las incógnitas que han quedado en el camino”

Al poco tiempo un pequeño autobús urbano realizó la parada de la plaza, “te das cuenta, ahí vemos un signo de progreso. Jamás hubiéramos pensado por aquel entonces que un servicio como éste existiera en Barbastro y menos que pasara por La Tallada”

El señor se quedó observando a la gente que bajaba y subía del autobús y cuando de nuevo quiso dirigirse al niño, se había ido. No le importó porque lo mismo que el invierno alarga el brazo buscando la primavera, así él acude cuando lo necesita al niño que fue.

Se levantó y se dirigió al estrecho paso que conduce al callizo del Saco y su niñez lo seguía.

 

Nota aclaratoria (*): En primer lugar se reseña la nomenclatura oficial actual, a continuación cómo se distinguía la calle en el siglo XVI (según el historiador Antonio Salas Auséns) y por último, el nombre con el que se conoce la calle popularmente, en el caso de que sea otro.

 

Alfonso Ordín Náger


Plaza de La Tallada
A la izquierda, casas con accesos por el callizo del Saco

lunes, 2 de enero de 2023

CALLE JOTEROS (BARBASTRO)

Me gustaría hacer una encuesta en la que se preguntara al personal de Barbastro si conocen esta calle y su ubicación. Estoy seguro de que el porcentaje negativo sería muy superior al positivo, con una diferencia muy amplia.

Yo que me considero jotero de toda la vida, me alegro de veras de que al Ayuntamiento de turno se le ocurriera un día dedicar una vía urbana a este “gremio”, además en una época en la que el folclore no estaba en auge y tan de moda como ahora.

Para el que no sepa, esta arteria se encuentra en el Barrio del Entremuro, junto a la plaza de la Candelera. Es muy corta, no tiene salida, y mucho me temo que en el Censo figure algún vecino.

Doy las gracias al Concejo que aprobó tal designación y sus posteriores por haberla mantenido muchos años en su nomenclatura, pero me queda un pequeño resquemor por mis “adentros” y es que para una vez que se acuerdan de estos “operarios de la jota”, hubieran podido asignarnos una vía un “poquico” más conocida o importante, aunque creo que hacer una ronda por allí y, sobre todo, en la plazoleta del fondo sería una delicia por su ubicación y sonoridad.

Con esto no quiero que nadie se moleste.

José Antonio Ferraz Cancer


Calle Joteros (Barbastro)