Este es el nombre de una calle porticada, escondida entre Vallehermoso y Escosura, por la que llevo años dejando volar la imaginación con la esperanza de que una peli, o una serie, quién sabe, nos cuente las historias que esconden antiguos almacenes y viviendas deshabitadas, salvándola del peligro de los piquetes.
Calle Casarrubuelos (Madrid) Primera fase de la demolición (2022) |
Quizás la ficción detendría la burda realidad, como la que me entristeció una mañana de enero, del pasado año, ante la desaparición de la planta superior de un edificio, a la que siguió días más tarde el derrumbe de los soportales, seña de identidad de esta vía y de algunas más, muy pocas, en la ciudad de Madrid. En el inmueble que se edificó hacia el 2017 tras desalojar y derribar un combativo centro social (La Morada), afortunadamente se respetaron los porches.
Mientras perdía la fe en el futuro de la calle llegó una panadería a la calle Vallehermoso, 38 y tuvieron el acierto de abrirse a Casarrubuelos a través de un generoso acristalamiento por el que se percibe la calidez y la calidad del negocio.
Me detengo a tomar un té en mi querida panadería Levaduramadre, perteneciente a una cadena de tiendas y por tanto con decoración semejante, y la siento distinta a todas por esa conexión con Casarrubuelos, que misteriosamente palpita en el interior del local.
Panadería Levaduramadre, Vallehermoso, 38 Entrada a la calle Casarrubuelos |
A esta altura de la entrada necesito hablar de pan, ese alimento escaso en otro tiempo, “adulterado” después, denostado más tarde y ahora ensalzado por los defensores de las levaduras saludables o amantes del pan de calidad.
Sentada en la panadería me acuerdo de la última cerrada en mi pueblo, hace menos de un mes. La panadería Buera se había instalado, en la calle Antonio Machado, 70 años atrás y de su mano fueron llegando a Barbastro distintas harinas y tipos de pan, la venta de dulce y salado, bollería y una refinada pastelería. Innovaron cuando no conocíamos el verbo, siempre desde un trato cercano y han conseguido, a lo largo de tantos años, ver crecer a su fiel clientela, que a día de hoy se siente huérfana.
Ojalá a la esquina de Buera llegue otro panadero que ame el buen pan y se entregue a este hermoso oficio como lo han hecho todos los que hicieron posible la grandeza de este establecimiento.
Qué tendrá el pan, que además nos traslada a la infancia, a meriendas de pan con vino, chocolate o azúcar. Sé de alguien que la idolatra al recordar el pan con pimientos verdes fritos.
5 panaderías ancladas en mi memoria
Justo (calle de los Misioneros): pan blanco y “trencetas”
“Aguedeta”: (calle Monzón): tortas de masa
La Espiga de oro (Paseo del Coso): piñas y patitos
Buera (calle Antonio Machado): pan normando y lionesas
Sierra (calle Argensola, 33): pastillo de calabaza
Pido que Panic, abierta en 2014 (calle Conde Duque, 13 Madrid), se mantenga fiel a su filosofía del pan, muchos, muchos años.
Este verano la Panadería Farré de l’Aigua de Novales (Huesca), descubierta en Semana Santa, alegrará más si cabe el mes de julio.
Para terminar, ¿creéis que hay un olor comparable al del pan recién hecho?. Yo no puedo olvidarlo, en la casa de mi amiga Emma los sábados por la mañana. Y han pasado ya unos cuantos años …
¡Bendito pan, pan bendito!
Panadería Buera (1953-2023) 31 de marzo, día de despedidas |
Que buena prosa tienes, “prima” . Y cómo me gusta este blog que habéis creado. Que buenos recuerdos del Barbastro de mi infancia, nunca olvidados. Un abrazo.
ResponderEliminarOh Charo, hasta aquí me ha llegado el olor y casi el sabor del pan recién hecho.
ResponderEliminarDe críos, en la plaza del mercado, en Barbastro claro, ayudabamos a entrar la leña a la panadería de Juliané y nos recompensaba con alguna cosa, pan de Viena, torta o madalenas. Que bien olía aquella panadería.
Me acabo de tomar, leyendo tu entrada (creo que se dice así), un bocadilllll (me manché de aceitillo), decía un bocadillo de hogaza con pimientitos verdes frititos.......
ResponderEliminarBonito y dulce relato Charo! Mientras leía, mi primer recuerdo ha sido hace unos cuantos años, más de treinta, cuando alguna tarde, de paso por la panadería el Pilar , comprábamos una torta para merendar, camino a la residencia San Ramón. Ahora toca entrar en Levaduramadre, en Vallehermoso 38, me han hablado de unas ricas empanadillas. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por compartir vuestros recuerdos
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