No es necesario que se aproxime el día de la marcha definitiva de Joaquín, también de Pedro -ambos son inseparables en mis evocaciones de juventud- para recordarlos, pues acudo a ellos en innumerables ocasiones.
Hace unos días retomé, una vez más, la lectura de la trilogía de C. Ruiz Zafón (La Sombra del Viento, El Juego del Ángel y El Prisionero del Cielo), las tres obras envueltas en el misterioso mundo gótico del "Cementerio de los libros olvidados". CRZ, un gran contador de historias con un estilo deslumbrante y sutil, sitúa la trama de sus libros en las calles de la antigua Barcelona: Barrio Gótico, Ramblas, el Raval, y al leerlo viajo hasta allí a través de la memoria. Mantengo muy presente el olor que flotaba en el aire del barrio Gótico, mezcla de humo, ceniza y comida; el aliento a humedad de los portales abiertos y de aquellas piedras que susurran historias ...
Joaquín Coll (verano, 1968) |
Con
Joaquín y Pedro estábamos aquel martes día 29 de Noviembre de 1966. Joaquín
cumplía 22 años.
No
os puedo invitar, nos dijo, el giro me llegará en un par de días. Si os parece
quedamos en la cantina del Gótico el sábado, a media tarde y tomamos unos
vinos, pero con el firme propósito de que la noche no se nos escape. Los
“parciales” comienzan la próxima semana.
El
sábado amaneció plomizo, hacía frío y una lluvia muy fina se escapaba. El
ambiente era propicio para una reunión de amigos en una bodega humilde y
acogedora. Y a la 6 de la tarde estábamos los tres sentados alrededor de una
antigua y magnifica mesa de mármol y pata forjada, herida por el paso de los
años.
La
Sra. María, sonriendo, nos acercó una jarrita de barro con vino y tres vasos
como era costumbre. Por favor, María,
¿nos sacas unas sardinas escabechadas de tu cosecha?, dijo Joaquín.
Pedro
y yo nos miramos y a Joaquín, que llevaba la vida en sus ojos, le sonrieron de
satisfacción.
Hablamos, reímos, comimos a gusto. Limpia la mesa y con otra jarra de vino, Joaquín, como ya había hecho en alguna otra ocasión, cuando estábamos sólo los tres, sacó un papel del bolsillo y nos dijo: Voy a leeros un poema que he encontrado entre los apuntes de la Universidad ...
Y aquí os dejo aquel poema de juventud, mientras agradezco, una vez más, el privilegio de haber contado con la
amistad de mis queridos amigos.
UN RECUERDO ADOLESCENTE
Tu sonrisa es larga en mi recuerdo
y tus labios son
rojos
y tu pelo moreno.
El color de tus
ojos no conozco
y no los miro
por miedo.
Y mi sangre se
altera en tu recuerdo,
se anuda en mi
garganta
pues tu sonrisa es
larga en la memoria
y tu pelo negro.
Y tengo celos del
viento
que toca tus
cabellos
del sol que
proyecta tu figura
y del cielo que
espera tu regreso.
El tenerte en mis
brazos es quimera
Y espero … y
espero.
Joaquín Coll
Finalizo
contento mi homenaje a Joaquín porque los ausentes, y Barcelona, aún me cuentan
cosas.
Alfonso Ordín Náger
Bonito recuerdo Foncho.
ResponderEliminarMuchas gracias Javier
EliminarPrecioso recuerdo. Siempre Joaquín
ResponderEliminarMuchas gracias Amaya
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