domingo, 10 de julio de 2022

RECORDANDO A JOAQUÍN COLL

No es necesario que se aproxime el día de la marcha definitiva de Joaquín, también de Pedro -ambos son inseparables en mis evocaciones de juventud- para recordarlos, pues acudo a ellos en innumerables ocasiones.

Hace unos días retomé, una vez más, la lectura de la trilogía de C. Ruiz Zafón (La Sombra del Viento, El Juego del Ángel y El Prisionero del Cielo), las tres obras envueltas en el misterioso mundo gótico del "Cementerio de los libros olvidados". CRZ, un gran contador de historias con un estilo deslumbrante y sutil, sitúa la trama de sus libros en las calles de la antigua Barcelona: Barrio Gótico, Ramblas, el Raval, y al leerlo viajo hasta allí a través de la memoria. Mantengo muy presente el olor que flotaba en el aire del barrio Gótico, mezcla de humo, ceniza y comida; el aliento a humedad de los portales abiertos y de aquellas piedras que susurran historias ...


Joaquín Coll (verano, 1968)

Con Joaquín y Pedro estábamos aquel martes día 29 de Noviembre de 1966. Joaquín cumplía 22 años.

No os puedo invitar, nos dijo, el giro me llegará en un par de días. Si os parece quedamos en la cantina del Gótico el sábado, a media tarde y tomamos unos vinos, pero con el firme propósito de que la noche no se nos escape. Los “parciales” comienzan la próxima semana.

El sábado amaneció plomizo, hacía frío y una lluvia muy fina se escapaba. El ambiente era propicio para una reunión de amigos en una bodega humilde y acogedora. Y a la 6 de la tarde estábamos los tres sentados alrededor de una antigua y magnifica mesa de mármol y pata forjada, herida por el paso de los años.

La Sra. María, sonriendo, nos acercó una jarrita de barro con vino y tres vasos como era costumbre. Por favor, María,  ¿nos sacas unas sardinas escabechadas de tu cosecha?, dijo Joaquín.

Pedro y yo nos miramos y a Joaquín, que llevaba la vida en sus ojos, le sonrieron de satisfacción.

Hablamos, reímos, comimos a gusto. Limpia la mesa y con otra jarra de vino, Joaquín, como ya había hecho en alguna otra ocasión, cuando estábamos sólo los tres, sacó un papel del bolsillo y nos dijo: Voy a leeros un poema que he encontrado entre los apuntes de la Universidad ...


Y aquí os dejo aquel poema de juventud, mientras agradezco, una vez más, el privilegio de haber contado con la amistad de mis queridos amigos.


UN RECUERDO ADOLESCENTE

Tu sonrisa es larga en mi recuerdo

y tus labios son rojos

y tu pelo moreno.

 

El color de tus ojos no conozco

y no los miro

por miedo.

 

Y mi sangre se altera en tu recuerdo,

se anuda en mi garganta

pues tu sonrisa es larga en la memoria

y tu pelo negro.

 

Y tengo celos del viento

que toca tus cabellos

del sol que proyecta tu figura

y del cielo que espera tu regreso.

 

El tenerte en mis brazos es quimera

Y espero … y espero.

Joaquín Coll

 

Finalizo contento mi homenaje a Joaquín porque los ausentes, y Barcelona, aún me cuentan cosas.

Alfonso Ordín Náger

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