Y para los barbastrinos la Virgeneta.
Desde siempre tengo añoranza por esta céntrica vía, que es recorrido muy usual para ir desde los porches del Río Ancho a la calle Monzón, (pues parece que se alcorza). La he conocido con movimiento comercial y vecinal. Celebraba sus fiestas para el 15 de Agosto con diversos actos entre los que no faltaba su mini verbena.
Recuerdo que existían múltiples establecimientos: unos almacenes de Abadías, el local del pintor Zueras, el Bar La Castellana, que fue después corsetería; la Armería Franco; el local donde el Sr. Trueba encerraba el carro de los helados y la locomotora para las castañas; el local para venta de vinos del Costeano y, en la esquina, Las Medieras. Dándonos la vuelta, después de Casa Maximiano, otro local dedicado a “menudería”, regentado por el Sr. Trallero; la peluquería Finín; el taller del botero Abadías; en la esquina otro bar (que regentaba D. José Sánchez Haro) y a continuación, la guarnicionería Chavarría.
Todo ello presidido por la Virgen desde su capillita y que es lo único que perdura.
Este es el recuerdo que tengo de esta calle y estoy seguro de que me dejo muchas cosas. Por eso, desde esta vivencia, desearía que volviera a ser como fue y se recuperara y se uniera en su mejora a su hermana y vecina la calle Joaquín Costa (o calle Monzón).
José Antonio Ferraz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por visitar Calles con alma. Vuestra generosidad nos impulsará en el día a día.