El mundo se va quedando a la intemperie, tal y como estáis las calles …, sin protección, a expensas de factores externos e incontrolables, en muchas ocasiones. País tras país muestra su vulnerabilidad conforme la infección por COVID19 afecta a su población y, en la medida en que la enfermedad no visite en “primera persona”, en ese caso la atención estará en vencerla, sin más; se nos brinda la ocasión de reflexionar sobre la fragilidad de nuestro sistema de vida.
Esa debilidad la solíamos relacionar con países lejanos, “sus” guerras interminables, “sus” hambrunas persistentes, "sus" virus …, sin embargo este virus nos ha colocado delante un enorme zoom, el cual nos acerca de tal manera el objetivo que no existe la menor duda de que la imagen captada somos nosotros mismos, también el primer mundo. El indolente virus nos lo ha dejado muy claro, como individuos sabíamos que éramos finitos, pero como colectividad no lo barajábamos, quizás los más conscientes del cambio climático, sí, pero aún así, se colocaba la fatalidad en un mañana.
Nuestro hoy, en pleno confinamiento, se dirime entre la situación como colectivo, a la intemperie, desnudos; y como individuos, al abrigo de nuestras casas. El cometido de la gran mayoría es proteger resguardándonos, mientras otros se encargan de enfrentar la situación “en primera línea”, desde diversos ámbitos. Todos cumplimos una función.
También vosotras, solitarias calles que soportáis nuestras casas, en las que ahora nos cobijamos día y noche. Igual que muchos de vuestros edificios necesitan una revisión, para que el conjunto de la vía crezca sana, limpia y enfrente los avatares que le surjan, también esta pandemia nos muestra los fracasos de nuestras sociedades para poder actuar sobre ellos.
Qué mayor tributo a todos los que se nos van y al sufrimiento acumulado hasta el día que se supere esta crisis, en todos los aspectos, que poder echar la vista atrás y decir que la enfermedad COVID19 nos enseñó a revisar nuestros valores y a caminar hacia una sociedad mejor.
Nos hace falta positividad para superar el hoy, así como para contribuir a ese mundo nuevo, que está por construir.
Gracias por tu generosidad al compartir tus reflexiones; me ayudan a encontrar un sentido a las perdidas y sufrimiento en que nos tiene atrapados el virus.
ResponderEliminarGracias a ti!. Aprovecho tu comentario para compartir la reflexión del filósofo Emilio Lledó (*). Tras la experiencia que estamos viviendo, él habla de reinventarse. Sus argumentos me llevan a sustituir mi término “sociedad mejor”, por el suyo de sociedad madura.
ResponderEliminar(*) Animo a disfrutar del pensamiento brillante de un nonagenario. Entrevista publicada el 29032020 en El País
Gracias por invocar a la reflexión colectiva sobre los VALORES humanos que sustentan a nuestra sociedad y nos nutren como personas. Y gracias por acercar a estas calles del barrio la FILOSOFIA y la poètica del pensamiento de un contemporáneo como Lledó;...quién a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. GRACIAS, un abrazo
ResponderEliminar