jueves, 5 de mayo de 2022

"SE COGEN PUNTOS DE MEDIA"

A finales de abril tuve una visita inesperada que me llenó de alegría:

"Vengo a pedirte la foto que nos hiciste a mi mujer y a mí sentados en el banco, ¿tendrías una copia? Es que ella guardó la que nos diste, la guardó en alguno de sus libros, y no sé en cuál. Ahora que me falta quiero esa foto de los dos juntos, sentados en el banco, no quiero otra, quiero esa foto".

Al decirle que me iba a ser fácil encontrarla se le iluminó la cara y los ojos se le llenaran de lágrimas.

Días más tarde le entregaba la fotografía a Francisco y él me regalaba recuerdos de Carmen, su mujer, que me ayudan a dirigirme a ella.


Carmen Vidal Sirvent y Francisco Viñuales (*)

Carmen, desde hace dos meses te escribo cartas que no termino. Te confieso que siempre que lo necesito me acoges en tu minúscula tienda, en la que entro atravesando un pequeño pasillo, con escaparates a ambos lados. Allí, la niña que fui recupera el cariño que le mostrabas cuando, nada más verla, dejabas todo para envolverla con tus palabras.

Había llegado a la tienda para entregarte las medias de mi madre, o para recogerlas, una vez restaurados, uno por uno, los puntos que se habían soltado de la trama. Esa misma delicadeza con la que realizabas tu trabajo era la que me entregabas a raudales, por eso, en cuanto veía tu sonrisa, desaparecían las estanterías repletas de juguetes y artículos de mercería, o los frascos de colonia y brillantina, y toda mi atención se ponía en ti.

Carmen, gracias a Francisco he sabido que abriste la tienda antes de casaros y que la boda fue en 1961, con convite en La Matilde y tarde de cine, ya sólo para los invitados, que asistieron a la inauguración del cine Argensola con la proyección de Los diez Mandamientos. También que has sido una gran lectora y que tu ingente biblioteca conserva un libro al que volvías muchas veces, por lo que intuyo que estabas de acuerdo con la reflexión de Napoleón, recogida en el título: Cuando China despierte el mundo temblará.

Ahora sé que habías nacido en Jijona, pero contribuiste al esplendor de la calle Monzón, como otros muchos comerciantes de Barbastro. También lo hizo tu tía Filo al frente de su pastelería, que llegaste a regentar tú, cambiando de negocio, cuando ella se jubiló. Fue su hermano, me contó Francisco, el primero que dejó Alicante y lo hizo para abrir una pastelería en Huesca, La Jijonenca.

Francisco asegura que nunca olvidaste nuestra mercería. ¿De qué color era la tienda de Carmen?, esa fue la primera pregunta que le hice a tu marido porque la duda siempre ha estado en el recuerdo que conservo y la respuesta me llenó de emoción: "la pintó Pascual, su familia tenía una tienda en la calle Las Monjas; la pintó tipo madera y nadie había hecho eso antes. Quedó llamativa", me decía orgulloso. Ese color olvidado había salido de las manos de mi tío Gregorio, qué feliz coincidencia y cuántos regalos me ha hecho Francisco, Paco, como tú lo llamabas.

Afortunadamente la calle Joaquín Costa tiene a buen recaudo el lugar que ocupaba tu tienda, tras un hermoso portalón de madera labrada.

Gracias, Carmen, una y mil veces, por haber creado un dulce rincón en mi memoria. Para mí siempre serás mi querida Carmeta. 

(*) "Amor en la Fustería", fotografía realizada para el taller de acción fotográfica participativa, impartido por Marina Reina. IV edición de Terapia Colectiva. Centro de Estudios del Somontano de Barbastro (31 mayo y 1 junio de 2019)

7 comentarios:

  1. Qué bonito Charo es un privilegio escuchar esas palabras tantas bonitas hacia mi madre gracias ,gracias por todo

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  2. Preciosa historia que añade aún más valor a aquel encuentro que tuvimos en Barbastro. Un fuerte abrazo.

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  3. Gracias por compartir este hermoso recuerdo que, a través de tu forma de escribir cálida y entrañable, me ha permitido volver a entrar en la tienda de Carmeta a comprar unos hilos.

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  4. Persona y tienda, en mi niñez, mágica. El recado que mas a gusto hacía de los que me mandaba mi madre. La conversación de Carmen, el flexo por debajo de sus ojos, el color y el aroma de aquel rincón, es un recuerdo imborrable de mi infancia, junto con la confitería de Filo,
    Charo con su relato, tiene el poder de trasladarte en el tiempo.
    Gracías.

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  5. Charo, cada vez nos sorprendes con más emociones!! Precioso relato de Carmen y Francisco. Entrañable recuerdo de tío Gregorio . Gracias por compartir estos momentos!! . Un abrazo.

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  6. Yo recuerdo a
    carmen vendiendo en el "carre"alternando con su padre y también su madre.

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