Como sabes, La Ruda se escondía de mí, entre calles que transito con frecuencia, hasta que, por la radio, oí hablar muy bien del restaurante El Brote (Ruda, 14). No fue ni su cocina especializada en setas, que tanto me atrae, ni el sugerente nombre de la calle lo que me hizo encaminarme hacia ella, sino el compartir contigo la recomendación y, sobre todo, tu entusiasmo al decirme: “Por las mañanas, La Ruda huele a café, a buen café”.
Aquella primera vez entré en La Ruda por la calle Toledo sin
perder de vista, al fondo, la estatua de Eloy Gonzalo, y me fui deteniendo en
los innumerables comercios que la habitan por sus pares y sus impares, hasta
completar el recorrido, de poco más de 100 metros, en la plaza de Cascorro.
Al fondo, plaza de Cascorro Restaurante El Brote (izquierda imagen) |