A lo largo de los siglos, esta calle ha tenido multitud de nombres; algunos de los cuales están relacionados, de una u otra forma, con comunidades religiosas vecinas.
Cuentan las crónicas que el convento de La Concepción Jerónima
(fundado en 1509 por Beatriz Galindo, “La Latina”), tenía en su parte de atrás
una cuadra, en la que se criaban burras de leche. Pudo ser el azulejo
anunciador, situado en nuestra calle, el causante de que a la calle Colegiata
se la llamara, por aquel entonces y durante mucho tiempo, la calle del Burro.
Calle de la Colegiata (Al fondo, la plaza de Tirso de Molina) |