Entre las calles Cascajo y Oncinellas, un puñado de edificios
de la calle General Ricardos encadenan sus porches y nos regalan un espacio acogedor,
que propicia el paso lento.
Una tienda de comestibles y una guarnicionería flanqueaban el portal de la casa en la que vivía la familia del Dr. Bescós. De su vivienda (primera planta del actual número 23), un día como hoy, 7 de febrero, salía mi madre hacia la Catedral para, junto a mi padre, crear su propia familia en la calle Santo Domingo. Era 1953 y un vínculo laboral iba a quedar atrás; sin embargo, la relación afectiva, personal o epistolar, se iba a mantener viva siempre.
Calle General Ricardos, 23 (Barbastro) Joyería Diamanty y Beatriz Sánchez - Estilista |
Guardo un vago recuerdo de aquella vivienda, la consulta y la
sala de curas, que daban a General
Ricardos; la pizarra en la pared de un pasillo, en la que se apuntaban los
“avisos” para el doctor; un patio interior, a través del cual, nos contaba
mamá, una vecina le aconsejaba, por el bien de su salud, que no se pusiera las
zapatillas húmedas (las lavaba muchas noches para que a la mañana siguiente su
blancura fuera impoluta).
Como decía nuestra madre, ¡cuánta vida en aquella casa!, la propia de
la familia que formaron D. Modesto y Dña. Sara y la que generaban los pacientes
que acudían a ella con diversas necesidades (radiografías, escayolas, cirugía
menor, breves ingresos).
A la altura de los porches, las dos orillas de la calle
General Ricardos nos hablan de estrechar lazos y de comercio activo. La
existencia, aún en estos tiempos, de un buen número de establecimientos hace
pensar que la predilección por ese espacio viene de muy atrás. La calle convertida
en nuestra aliada para favorecer encuentros, pasear, ir de compras …, todas
ellas actividades enriquecedoras y de las que los porches atesoran experiencias
cada día.
Y qué mejor testigo, al amparo de su cubierta, que la Librería Ibor y su sala de exposiciones (General Ricardos, 25). A través de la imponente fachada, se percibe su magnetismo y es difícil no quedar atrapados en las novedades literarias de unos escaparates creativos donde los haya; o, captados por esa fuerza, con o sin un propósito claro de compra, traspasar la puerta y abrirnos a una realidad mágica, la de los libros y los libreros.
Hace unos días, le pregunté a Beni Ibor si tenía algo
publicado sobre estos porches y me dirigió a María José Navarro Bometón (Doctora
en Historia del Arte). Bastó un encuentro fortuito con María José para que, de
inmediato, dispusiéramos de uno de sus trabajos. Navarro, M.J. (2015). Vestigios
de arquitectura popular en la plaza del mercado de Barbastro. Revista del Centro de Estudios del Somontano de Barbastro (9), 65-85.
He disfrutado con la lectura de esta separata porque me ha
hecho viajar en el tiempo con todo lujo de detalles y, de su mano, he llegado
al origen de “mis porches”, cuyo tramo es el único vestigio de la prolongación que tuvieron los de la plaza del Mercado, por
la calle Romero, hacia la antigua plaza de la Yerba y la calle General Ricardos.
¡Gracias, Mª José!
Calles General Ricardos y Romero (a la derecha) - antaño separadas por la plaza de la Yerba - |
Hola charo.parece que estoy con tu madre y con vosotras entrando en las librerías.lo describes como si estuviera yo ahí,viviéndolo.gravias por transportarme a un sitio que no conozco pero en el que por unos momentos he vivido y he sido parte
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