En cualquier calle del casco antiguo de una ciudad es fácil encontrar un solar, entre dos edificios o a la vuelta de una esquina, escondido de los viandantes tras un débil cerramiento. Y los años pasan por todos ellos a la espera de una nueva vida mientras ya casi nadie recuerda la que perdieron al desaparecer el inmueble que alojaban.
Comparto en este blog el escrito que envié a la redacción de El Cruzado (periódico semanal, editado en Barbastro), el pasado 1 de septiembre. Salvo error, no ha sido publicado todavía.
Solar situado en la calle
Joaquín Costa, esquina con calle Conde
El 23 de julio de 2020
vimos cómo una pala excavadora vaciaba este solar de basuras a la vez que desprendía
la frondosa vegetación que ocultaba la inmundicia. Con gran decepción,
comprobamos que ninguna otra acción siguió a la descrita. Desde hace mucho
tiempo vuelve a estar “lleno” y mientras el frondoso sotobosque esconde la
basura, entre la porquería encuentran acomodo las ratas.
Escenario de juegos,
almacén, vertedero, urinario, letrina; todas estas funciones asume esta parcela
al abrigo de un deplorable cerramiento, aliado perfecto de prácticas incívicas.
Apelo a la responsabilidad
que tiene el dueño del solar de conservar su propiedad en condiciones óptimas de
seguridad y salubridad, y exhorto a las áreas de Urbanismo y Bienestar social, Sanidad y Consumo del Excmo. Ayuntamiento de Barbastro a que no cierren los
ojos y se pongan manos a la obra. Eficacia frente a la negligencia.
El solar de mi calle es uno de tantos, pero le urge alzar la voz y yo le presto la mía.
A ti, querido lector, te pido que difundas su lamento.
¡Gracias!
A su paso por delante del solar, visitantes del Museo de los Mártires Claretianos Verano 2022 |